Abriendo la cabeza

Gracias a la torre de babel y a otras causas más supongo, lo que una palabra significa para uno, no necesariamente significa para el otro. Para mi el caso más heavy es cuando usamos la palabra "normal", en ese momento queda la cagá, porque aparte de poder tener una definición de normalidad distinta, se entra en una discusión de apreciaciones e incluso valórica, lo que es normal para mí no necesariamente es normal para tí.

Creo que la raíz del problema es que la definición de normalidad la usamos con nosotros mismos como punto de referencia, es decir, algo es normal si se parece a algo con lo que yo me identifico, y no es normal si es que no.

Sería mucho más fácil comunicarnos y tolerarnos los unos a los otros si es que fuéramos capaces de ponernos en los zapatos del otro, abrir la cabeza y ver que muchas veces con la persona que estamos hablando tiene un buen punto en lo que dice.